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Por ELVIA ANDRADE BARAJAS El 16 de diciembre de cada año inician las posadas, nueve noches que evocan el peregrinar de José y María en busca de refugio, para el nacimiento de El Salvador. Las letanías, las velas encendidas, el ponche humeante y la piñata que se rompe como símbolo de vencer el mal y el encendido paulatino de la Corona de Adviento en cuatro domingos, previos a la Navidad, que anuncian el fin de un ciclo y el inicio de un año nuevo.
La Nochebuena es mucho más que una cena familiar: es un acto ceremonial que une lo espiritual con lo cotidiano. Entre los rituales más significativos se encuentran:
La Navidad, celebrada en más de 160 países, es la conmemoración universal de que Dios se hizo hombre para traer paz y salvación.
El ciclo festivo continúa con el Año Nuevo, cargado de rituales y deseos: ropa amarilla para prosperidad, ropa roja para amor, las doce uvas para los meses del año, las maletas para viajes, las lentejas para abundancia y las monedas en los zapatos para prosperidad.
El 6 de enero llega la Epifanía del Señor, el Día de Reyes, con la visita de los Magos de Oriente al Niño Jesús.
La Rosca de Reyes une a las familias y quien encuentra al Niño se convierte en guardián de la esperanza hasta la Candelaria.
Renovación cósmica en 2026
El 2026 no solo será un año de tradiciones, sino también de renovación mundial por los tránsitos planetarios:
Saturno saldrá de Piscis y entrará en Aries el 26 de enero de 2026, acompañado de Neptuno, en una conjunción histórica en el grado cero del zodiaco.
Este tránsito invita a derribar muros de egoísmo y a iniciar un ciclo de acción más humana y solidaria.
En conclusión: desde el Día de Santa María Guadalupe, las posadas hasta el Día de Reyes, México recorre un camino de fe y esperanza, mientras el mundo entero se prepara para un 2026 marcado por la acción de Marte y la conjunción histórica de Saturno y Neptuno en Aries.
Desde las peregrinaciones a Santa María Guadalupe, las posadas hasta el Día de Reyes, México recorre un camino de fe y esperanza. La piñata que se rompe, el ponche que reconforta y el pesebre que se ilumina en Nochebuena nos recuerdan que ha nacido el Salvador.
Y el 2026 llega con una conjunción histórica de Saturno y Neptuno en Aries, un tránsito que derriba el egoísmo y abre paso a la solidaridad y la renovación mundial.
La tradición espiritual se une con la renovación cósmica. Este fin de año no solo celebramos el nacimiento del Niño Jesús, también iniciamos un ciclo de luz, abundancia y transformación universal.
En 2026, los tránsitos planetarios —especialmente la conjunción de Saturno y Neptuno en Aries, junto con Plutón en Acuario y Urano en Géminis— favorecerán a países con capacidad de innovación, liderazgo y apertura social, como Estados Unidos, naciones europeas con fuerte tradición tecnológica (Alemania, Francia, Reino Unido) y regiones emergentes con impulso juvenil como Sudamérica.
Para México, el Mundial de la FIFA 2026 será una oportunidad histórica: como anfitrión, se espera que supere la fase de grupos y llegue a octavos o incluso cuartos de final, con pronósticos que lo colocan enfrentando a potencias como Inglaterra o Francia
Bajo el liderazgo de una presidenta de signo Cáncer, México podría vivir un periodo de protección, cuidado de las raíces y enfoque en la comunidad, ya que Cáncer es un signo maternal y protector, lo que se alinea con la energía de Júpiter en Cáncer durante el primer semestre de 2026.
Países beneficiados por
⚽ México en el Mundial FIFA 2026
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